La cultura al servicio de la salud pública

¿Qué opinan los destinatarios del Parque Sanitario Tecnópolis?

Entrevista a Melina, Julia y Eduardo.

Al ingresar al predio, los y las destinatarias son recibidas en la puerta por las operadoras y operadores del Parque Sanitario Tecnópolis, y se encargan de acompañar a la gente, enseñarles cada sector y dilucidar las dudas o los miedos que surjan. De esta manera, luego de conocer la habitación correspondiente, los y las visitantes serán atendidos por personal especializado en salud y hospitalidad durante 24 horas todos los días del aislamiento.

Pero además del cuidado médico “meticuloso”, según describen los destinatarios, el lugar ofrece una larga lista de actividades (lee la nota sobre las prestaciones del Parque Sanitario Tecnópolis) y diversos espacios de esparcimiento para que cada visitante pueda elegir dónde pasar el tiempo de acuerdo a sus intereses.

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El repertorio incluye una biblioteca con libros, un microcine para ver series o películas, mesas de ping pong y metegol y talleres heterogéneos para todos los gustos: de escritura, de radio, de pintura, de tejido y hasta de primeros auxilios, además de charlas educativas sobre el coronavirus.

Melina, de San Fernando.

Melina llegó al Parque Sanitario después de estar aislada durante tres días en el partido de San Fernando, y dar positivo de de covid 19.

-¿Cómo te sentías?

-Llegué saturando muy mal, y me encontré con una operadora, la Rosa, que la verdad es que desde el momento cero estuvo conteniéndome, alentando y diciéndome que me calmara. Estuve alrededor de 40 minutos en enfermería, que estaban queriendo estabilizarme para no tener que irme de vuelta al hospital. Rosa me dijo las palabras exactas: “no te voy a dejar que te vayas, vos te tenés que quedar acá y tenés que recomponerte”. Incluso las médicas me estaban pidiendo el traslado, pero gracias a Dios y a la contención que me dieron para calmar mis miedos y mis nervios se normalizó mi saturación y me pude quedar. Eso se lo debo a los operadores, que están encima acompañándote, haciéndote reír y sacando sonrisas a todos.

-¿Qué pasó después de que te estabilizaras?

-Llegué a Tecnópolis justo cuando había habido un pico muy grande en San Fernando, así que casi todo el predio estaba repleto de sanfernandinos. Pero a pesar que éramos del mismo barrio no conocía a ninguno. Me sentí muy cómoda, muy tranquila. El trato con el personal, tanto la gente de comida, de limpieza, las enfermeras, los médicos, las chicas del lavadero, los chicos de la Cruz Roja, los operadores, con todos el trato fuer hermosísimo. En ningún momento vas a escuchar que alguien te hable mal, siempre es con respeto y amor. Tienen una conexión especial con todos los destinatarios.

-¿Qué actividades realizaste?

-Elegí actividades como jugar al ping pong, al metegol con unos chicos que estaban en ese momento, Alejandro, el capo del metegol. Fue un lindo duelo. También aproveché la biblioteca para leer y pinté mandalas. La verdad es que disfruté de muchas actividades. Netflix a full. Nos vimos casi todo una serie.

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-¿Te anotaste en algún taller?

-¡Si! Estuvieron alucinantes. Yo participé del de fotografía, el de la Cruz Roja y del taller de radio de la OEI Argentina, la Organización de Estados Iberoamericanos. Este último lo disfruté y aprendí muchísimo. Yo soy fotógrafa y la verdad es que siempre lo mío fue con imagen, y este taller de radio me enseñó a poder visualizar lo que hablo y eso para mí fue una experiencia única, porque estaba acostrumbrada a escuchar lo que veía, a imaginarme mucho más, a contar una historia a través de los ojos. En este caso fue trabajar del lado contrario, una experiencia hermosísima. Me encantó la iniciativa, es bárbara. Como dije en mi estadía, quiero seguir participando de estos talleres ahora estando afuera, porque para mí fue un aprendizaje muy placentero. Quiero seguir aprendiendo.

-¿Cómo atravesaste la enfermedad?

-La enfermedad la atravesé bárbara, si bien llegué con miedos, gracias a la hospitalidad que ofrecen todos mi cabeza ya no pensaba en el covid, sino en otras cosas, porque escuchás a otra gente con otros problemas, con distintas situaciones, e intercambiás conversaciones. Es como que ya no sos vos, ahora es el otro y ahora somos todos. Y si hablás del problema te bajoneás, por eso buscábamos algo bonito de qué charlar y nos enganchábamos con alguna actividad, alguna serie o algún juego. ¡Y ya no estaba más el problema!

Ahora me siento bárbara, no me quedaron secuelas. Estoy cuidándome mucho a mí y al prójimo para que entre todos podamos hacer que esto se termine en tiempo record.

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Julia, de San Andrés.

Llegó a Tecnópolis después de que su hisopado diera positivo y de estar aislada dos días en el colegio La Salle, en una habitación para ella sola con una cama. Se sentía encerrada. “Por dos días me la banqué pensando que el resultado iba a dar negativo, pero como no fue así me trasladaron al Parque Sanitario”, explica Julia, y agrega. “Cuando me dieron el resultado se me cayó el todo el mundo encima, fue de terror. Me asusté porque pensé que todos los lugares iban a ser iguales de donde estaba antes. Te juro que pensé que salía muerta. Ya era pensar e imaginarse cualquier cosa”.

-¿Con qué te encontraste?

-Llegué en una camionetita de la municipalidad, pensando que me iba a querer matar por el encierro, pero cuando llegué, antes del mediodía, vi que todos estaban afuera. “Wow”, pensé, espero que a mí también me toque estar así. Cuando entré me explicaron, ¿pero viste cuando te explican y no entendés porque estás en otra con la noticia que te dieron?

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-¿Quién te recibió?

-Me recibió fue Majo, una excelente persona. No puedo decir nada de nadie que no sea un halago. El lugar lo encontré una belleza. Me acuerdo que Majo, la operadora, me dijo: “despreocupate, esto va a ser como si estuvieras en tu casa, vas a poder salir y estar afuera, así que hacé de cuenta que estás en tu casa pero sin tu familia”. En fin, me explicó todo y hasta me hizo un recorrido por todo el lugar, un lugar fantástico, no puedo decir lo contrario, es excelente. La pasé muy bien y me atendieron de diez, tanto los coordinadores como el cocinero, el que limpia, las enfermeras, los médicos, el que lava la ropa, todos se portaron excelente. No me puedo quejar de nada, salvo por lo que atravesó mi mamá.

-¿Qué le pasó?

-En los últimos días en Tecnópolis, me enteré que mi mamá había dado positivo, y que la habían internado en Esteban Echeverría, y el lunes 5, cuando yo tenía que salir, falleció. Tuve mucha contención de todos lados, por eso digo que no puedo decir nada malo del lugar porque es una maravilla y está lleno de excelentes personas.

-¿Pudiste hacer alguna actividad? ¿Cuál elegiste?

-Llegué para el taller de radio, cosa que nunca había hecho en mi vida y no sabía de qué se trataba. ¡Y la verdad que me encantó! Fue fantástico, me dio la posibilidad de hablar como ahora, de tocar un tema. Tengo 43 años y creo que nunca es tarde para estudiar y aprender. Después habían chicas que hacían tejido y me enganché con eso, ¡aprendí muchas cosas que no sabía! También me distraje con los juegos que estaban del otro lado, con el taller de primeros auxilios y con las charlas sobre el virus. Me metí a todos, porque la verdad había cosas que no sabía. Una maravilla todo, 20 puntos, ni siquiera de diez. Mucha tele no veía, porque no me gusta tanto.

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-¿Cómo fue el trato que te dieron?

-Con respecto al personal es increíble el trato que nos daban, se notaba que están preparados para eso. Yo creo que Dios me los puso en el camino a todos. ¡A todos! Están preparadísimos. Estoy muy agradecida por eso.

-¿Cómo pasaste la enfermedad?

-Bastante bien. No tuve muchos síntomas. Solo un poco de fiebre, estrés por la situación de mi mamá y un poco de dolor de cabeza, por eso no me dejaban salir al principio, que era lo único que quería. Pero me recuperé enseguida. Lo más triste fue la noticia de mi mamá, fue durísimo, muy doloroso, a parte estaba sola sin la familia. Pero debo decir que estuve muy contenida. Yo me sentía culpable, pero todos me hablaron, me apoyaron y me hicieron sentir mejor.

-¿Cómo estás ahora?

-Ahora estoy físicamente bien, pero emocionalmente todavía no muy bien, por todo lo que pasé. Pero Tecnópolis es una maravilla de lugar. Se los recomiendo a todos. Y de nuevo, gracias, gracias y mil gracias.

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Eduardo, de San Miguel.

Eduardo se enteró del Parque Sanitario a través de Internet. Entró en la página del Ministerio de Salud y escribió a un whatsapp disponible para el público. Se comunicaron con él y así llegó a ser uno de los destinatarios del Parque.

-¿Cómo encontraste el lugar?

-Entré con miedo, angustia y tristeza, la verdad es que no sabía con qué me iba a encontrar y qué me podía pasarme. Pero una vez adentro me explicaron todo y encontré mucha contención, al poco tiempo ya hicimos amistades y hablabas con gente que no conocías, pero que parecían amigos de toda la vida. Ahora seguimos en contacto, tenemos un grupo de whatsapp y nos hablamos todos los días.

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-¿Cómo es el trato con el personal?

-El trato de las personas del parque es excelente. Siempre estaba uno que te hacía reir, otro que te ayudaba con los problemas que surgían o si tenías dudas, te preguntaban por tu familia y a la vez te hacían distraer. También se prendían a ver películas con nosotros, o a hablarnos, no puedo usar otra palabra que no sea EXCELENTE para describir cómo me trataron.

-¿A qué actividades te sumaste?

-Lo primero que hice fue el curso de primeros auxilios con los chicos de la Cruz Roja, y también un curso para armar mi CV (currículum) y un taller de radio. Me encantaron las tres actividades, me mantuvieron ocupados y me enseñaron cosas nuevas que siempre me dieron curiosidad. Por ejemplo, nunca había tenido la oportunidad de entrevistar a alguien, que era una de las tareas del curso. Además de lo que me enseñaron, lo que me quedó fueron ganas de seguir aprendiendo. Las actividades me gustaron todas, desde compartir el tiempo con mis amigos del Parque o jugar al ping pong. Eso nos mantenía muy distraídos para no estar preocupados y a la vez no enfermarme, y que mi familia esté tranquila.

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-¿Cómo atravesaste la enfermedad?

-La enfermedad la atravesé bien. Preocupado al principio porque no sabés si de un día para el otro podés empeorar, o por pensar en mi familia y toda la gente con la que tuve contacto. De todos modos yo tuve síntomas leves y gracias a Dios no empeoré. Ahí adentro fui ganando tranquilidad con los días, pero imaginate que cuando me fui de casa no sabía si volvía. Nadie sabe cómo va a evoucionar la enfermedad y encima todo lo que escuchás es muerte. Pero encontré un lugar que me dio seguridad y donde me sentí muy cuidado.

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-¿Cómo te sentís ahora?

-Ahora me siento bien. Estoy mucho más tranquilo y no tengo más síntomas. Estoy esperando unos días más para donar plasma pero estoy mucho más calmado, cuidándome a mí y a mi familia. Extraño un poco estar en el Parque la verdad, sobre todo a los amigos que hice, aunque ya no están tampoco. Pero nos contactamos todos los días. Aprovecho la oportunidad para dar gracias a Dios por la manera que me cuidaron.

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